Hay un pez que es el salmón que regresa a morir donde nació. Nace en aguas dulces, va hacia el océano y de nuevo vuelve al agua dulce para procrear. Para volver a su lugar de nacimiento tiene que nadar a contracorriente, se enfrenta a los pescadores, osos y otros animales hambrientos. No sé si lo habéis intentado alguna vez, pero nadar a contracorriente es duro, fatiga mucho, requiere de un doble esfuerzo y se recorre poco camino en mucho tiempo.
A veces nos comportamos como estos animales, pero a diferencia de ellos, cuya finalidad es reproducirse, nosotros nadamos a contracorriente bajo la idea que nos ha vendido la sociedad, Mr Wonderful y los gurús de la felicidad: lo que no te mata te hace más fuerte, puedes ir más allá de tus límites porque los límites solo están en tu cabeza, no hay que perder ninguna oportunidad. Siempre podrás con todo. Siempre. Con todo. Como diría nuestro amigo Paulo Coelho, ahí tienes al Universo conspirando para que se cumplan tus sueños.
Mucho se habla de superarse, de ir más allá de nuestros límites, de poder conseguir todo lo que nos propongamos. Poco se habla del poco caso que le hacemos a nuestro desgaste emocional. Poco se habla de que solo escuchamos al yo ambicioso olvidándonos de todos los otros Yo que llevamos dentro.
Por circunstancias familiares, la vida nos ha obligado a muchos de nosotros a nadar de esta manera desde pequeños; otros han escogido libremente esta opción. Muchas veces, en este afán de superación y de poder con todo, vamos recogiendo durante el camino mochilas pesadas que no son nuestras pero que vamos colgando a nuestras espaldas, las incorporamos a nuestra lucha porque se puede con todo. Entonces, nos pasa como al salmón cuando lo sacan fuera del agua: nos ahogamos, porque no se puede vivir toda la vida así, nadando contracorriente.
Mucho se habla de hacernos fuertes en la adversidad. Poco se habla de que los que han sufrido adversidades quizá desearían no serlo tanto. Mucho de que ser fuerte es poder con todo. Poco se habla de que ser fuerte es poder decir No a poder con todo.
Cuando intentas vivir de esta forma llega un día que no puedes más, estás cansado de todo y de todos y la vida te pesa. Debemos reconocer nuestros límites y nuestros tiempos, aprender de nuestros errores, dejar de preocuparnos por trenes que vamos a perder y estar más atentos a las paradas donde tenemos que bajar o cambiar de tren. Cuando no te paras, cuando sigues a contracorriente, un día la vida, tu cuerpo o tu mente te paran. Te metes en la densa niebla, no se ve nada y tú no tienes fuerza para seguir o no quieres seguir luchando y tragando agua. Muchos te intentarán convencer de que no pasa nada, que vas a salir más fuerte de esta situación, pero tú ya sabes lo fuerte que eres y no quieres adquirir super poderes con todo esto. Quieres dejar de sufrir y empezar a vivir. Quieres vivir este viaje que para todos tiene igual fin independientemente de lo que hayamos hecho y cuya fecha no conocemos, pero no tienes ni idea de cómo se hace, estás perdida en la niebla. No te sirven las frases chupi guays de facebook o instagram, la taza de Mr Wonderful te amarga el café y te das cuenta que necesitas nuevas herramientas para seguir tu camino.
Mucho se habla de los consejos de los demás. Poco de tu cansancio, de tu hastío, de tus ganas de relajarte y de dejar de escuchar los consejos ajenos. Mucho se habla de que los límites solo están en tu cabeza. Poco se habla de las veces que la cabeza y sus límites nos salvan.
Solo cuando dejas de nadar río arriba puedes hacer tus paradas, cambiar de opinión y te das cuenta de que te habías quedado abatida en ese intento de superación constante. Sueltas las mochilas que no son tuyas y empiezas a vivir tu verdadero viaje, ese del que hasta ahora solo habías sido espectadora. La niebla se empieza a difuminar porque empiezas a vivir, así de fácil y así de complicado.
Todas las trabas, dificultades y obstáculos que nos vamos encontrando en nuestro camino las interpretamos como que nos harán más fuertes. Que cuando las superemos estaremos orgullosos de nosotros mismos. Poco se habla de nuestra completa ceguera para ver esas trabas, dificultades y obstáculos como señales de ese mismo universo para que nos dejemos de desgastes inútiles y aprender a dejar de pensar que eso que nos estresa y desgasta nos hace más fuertes.
Este artículo ha sido escrito por Verónica Espinosa Navarro. Verónica es otro de esos regalos de las redes. Alicantina de Villena, pero adoptada en Yecla. Enfermera y Psicóloga. Desde hace diez años enfermera de neonatos. Amante de la naturaleza, el mar, los animales, los niños, la natación y la mente humana. Sensible, cristalina, fuerte y luchadora. Con mente abierta e inquieta, me encanta aprender de todo. Siempre en continuo cambio, en continua evolución y aprendiendo a ser participe de mi propia vida. Un solete de mujer. Qué maravilla esto de las redes.
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