Querido plan B:
Eras el segundón, la alternativa, el recurso cuando la opción más deseada no salía. Te escondíamos en la sombra. Te dedicábamos algo de tiempo aunque no tanto como te merecías. Saber que existías nos tranquilizaba. Las decepciones contigo duraban menos. Eras el salvavidas de nuestra frustración. En ti encontrábamos consuelo.
Ahora, querido plan B, ya no existes. Te han matado. La happypandi siquierespuedes ya no te contempla. Hoy en día las personas creen mucho en sí mismas, confían plenamente en sus facultades y parecen tener control absoluto de sus vidas. Convencerse de que algo se hace bien es suficiente para que se haga bien. Hoy el plan A es suficiente. Currárselo de verdad, ponerle muchas ganas, desearlo con mucha fuerza. Esa es la actitud para que seas prescindible. Y merecérselo. Esa también es la clave. Y lo del Universo, no te olvides lo de pedirle al Universo.
Esta generación no recuerda la cantidad de veces que te convertiste en protagonista de sus vidas, aunque se lo curraran y no les faltaran las ganas. Ya nadie se acuerda de las veces que recurrieron a ti aún teniendo una actitud inmejorable. A pesar de ser merecedores de lo mejor.
Te hemos sustituido por la frustración, la ansiedad, la decepción más profunda, la culpa y la tristeza. Por todo aquello de lo que tú nos salvabas. Contigo apenas era necesario hablar de fracaso ni de resiliencia porque tú nutrías nuestra fortaleza emocional. Ojalá la happypandi siquierespuedes comprenda pronto que hacer del plan A el único protagonista de una vida es una forma muy tonta de acabar en la frustración. Ojalá entiendan pronto que en el logro intervienen otras variables y no todas las podremos tener jamás bajo control. Ojalá pronto vuelvas a nuestras vidas porque tú, desde la letra B, siempre tuviste mucha vida.
¡Precioso pensamiento!… ¡Toda mi vida es un inmenso y profundo plan b!… Enhorabuena por tu carta.
Muchas gracias y enhorabuena por tu inmenso y profundo plan B.