No despertar al monstruo.

octubre 10, 2021

‘Ahora no porque se enfada, se pone de mal humor, es que llega cansado, tiene un carácter fuerte, vaya personalidad,…‘Estructuras que se organizan en torno a validar la conducta desagradable, dinámicas que ponen esa conducta en el centro, modificando todo el funcionamiento de las relaciones familiares y del entorno cercano. Familias cuya organización gira en torno a no despertar a la bestia

No hacer para que no se enfade. Hacer para que no se enfade. Mejor, que así está tranquilo. Yo es que con tal de no discutir lo hago como quiere y listo…¿ os suena? Hemos normalizado la conducta cuyo objetivo es no despertar al monstruo convirtiéndose nuestra conducta en mantenedora de la conducta ‘monstruil’.

Estas personas no se comunican de forma correcta. Y no me refiero solo a gritarse o hablarse mal. La comunicación insana no solo es estar de bronca siempre. Es no compartir emociones o sentimientos, no estar satisfechas en la intimidad, no tener ese vínculo que va más allá de ser compañeros de piso y compartir gastos. O ni eso. No siempre es miedo entendido como que me hace daño. O sí, porque estas conductas de evitación las acabo desarrollando para evitar el malestar y el daño. Porque me alegro cuando llego a casa y no ha llegado, cuando se va de viaje de trabajo, porque soy feliz cuando salgo con mis amigas y me paso la noche hablando con ellas de lo pesados que son. ¿Así hasta que la muerte nos separe? ¿En serio?

No va a pasar nada que cambie esto. Obviando lo de que la muerte nos separe, no va a suceder nada fuera que cambie esta situación. Ya has puesto lo de ‘no despertar al monstruo’ en el centro. También en el ejemplo que les das a tus hijos. Ya es normalidad. ‘Es que hay que ver cómo es tu padre’. ¿Eres consciente del modelo de pareja que estás enseñando? Las que pasan por mi consulta saben que siempre hago la pregunta que nunca falla: ¿qué le dirías a tu hija, a esa que ahora vive ese modelo, si te contara que está viviendo lo que tú me estás contando? La respuesta es automática. Y tú, ¿por qué no lo haces?

Pues ya está. No es que ‘el amor sea así, todas mis amigas están igual (no todas, no es verdad y lo sabes), tampoco estoy tan mal, hay muchas que están peor’ y mil frases más, es que te has habituado a vivir así y has ideado tu vida con eso en el centro. La circunstancia guía tus pasos y tus decisiones. Desde el temor. Desde tu decisión de no decidir. Desde ‘pero en el fondo es buena persona. Si está tan en el fondo, no sé yo.

Estas familias estructuran su día a día basándose en la conducta de maltrato. Que todo el mundo tenga que girar a su alrededor es maltrato. Tener miedo a que se enfade es maltrato. Todo esto valida al maltratador y deja totalmente desprotegida a la víctima, dependiente emocional de lo que haga porque tus decisiones, tus acciones, tus pensamientos y emociones tienen esta historia en el centro.

Es un patrón que se repite, si hemos escuchado en casa ‘para que no se enfade’ hemos normalizado esto. Crecemos pensando que lo normal en casa es evitar el malhumor del otro. Porque que lo normal fuera que el malhumorado se lo hiciera mirar ya no se contempla. Ni se contemplará porque, ¿cómo va a sospechar que su conducta es problemática si toda la organización de casa fluye como una seda? Un hijo crece escuchando ‘lo hago para que tu padre no se enfade, para evitar discutir’. No es normal, aunque sea muy común.

Muchas veces nos quejamos de que los jóvenes no creen en el amor, pero no nos damos cuenta del ejemplo que les hemos dado de lo que hemos vendido como amor y no era otra cosa que miedo a topar de frente con la realidad de lo que es el amor y que se perdió hace tiempo. El miedo a creer que el amor no dura siempre. El amor siempre dura siempre, pero ese siempre dura lo que dura.

Es tu vida, tus vínculos, tus dinámicas, tu ejemplo. Es quedarte en lo que alguien te dijo que debería ser la vida desde el temor a mirar la vida de frente, que paradójicamente y en un intento de convencerse a sí mismos, siempre son los que más hablan.

Entradas relacionadas

También en el desierto.

También en el desierto.

He llorado de emoción muchas veces en medio de un mar, alejada de la costa. La emoción de llorar de felicidad sintiéndome parte minúscula de algo tan inmenso no la había experimentado con nada más. He acabado el año descubriendo que la inmensidad del desierto me...

Cuántos cuentos te cuentas.

Cuántos cuentos te cuentas.

Esta semana ha muerto Kirstie Alley. Tenía 71 años. Es curioso como estas personas que se han metido en nuestras vidas viven (y mueren) ajenas a su edad cronológica. Kirstie es, entre otras, esa Rebecca de Cheers, esa serie en la que se suceden escenas en un bar de...

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *