Jamás me llamó la atención ir en barco hasta que un buen día lo probé. Desde entonces soy incapaz de hacer cola en un aeropuerto y pasar controles eternos. Desde que hago el trayecto Barcelona-Palma en barco no me imagino aguantando retrasos con o sin explicación, perdiendo horas y horas. Sobre todo no me imagino compartiendo tiempo y espacio sentada al lado de alguien a quien yo no he elegido.
El barco me da libertad y el mar me relaja. Saber que estoy en medio del mar me hace ser consciente de lo pequeña e insignificante que soy. En invierno es mi mejor definición de la palabra paz, incluso cuando se mueve. Dicen que el mar separa, yo sin embargo veo el mar uniendo tierras por muy lejanas que estén. Sé dónde elegiría morir: en medio del mar.
El viernes tuve un problema. Nada grave, responsabilidad de la compañía. Mi problema no es importante, tampoco las causas y consecuencias del mismo. Lo que me llamó la atención fue la amabilidad del capitán del barco. Resolver un marrón con dulzura, tacto, y sensibilidad. Ser resolutivo y atento. Cordialidad, sencillez, cortesía.
Ahora podría decir que yo no necesito que nadie me trate bien para sentirme bien, que si yo tengo razón me importa muy poco el comportamiento del otro, que lo que hay que ser es resolutivo y dejarse de pamplinas, que yo me siento bien independientemente de cómo me traten, que estoy muy segura de que yo he hecho lo correcto, que mi estado de ánimo no depende del de los demás, que blablabla. Pues me sentí estupendamente porque me trató estupendamente. Me sentí cuidada, comprendida, atendida y recompensada. En el fondo y en la forma.
Hoy, en el viaje de vuelta, me he cruzado con él y no he podido evitar darle las gracias de nuevo por hacer, ser, hablar y comportarse como lo hizo. Encontrar alguien así me reconfortó y me reconcilió con el ser humano. Pero bueno, tampoco me hagáis mucho caso, será que yo soy tan débil que el comportamiento de los demás afecta a mi estado de ánimo. Me da igual, solo sé que ese hombre me dio una paz que todavía llevo dentro.
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