No lo he podido evitar. Nunca lo puedo evitar. Escucho conversaciones a mi alrededor y se me van las orejas de una manera que no es normal.
Hoy me he empapado de la importancia de sonreír. Las puertas que te abre la sonrisa. Que hay que salir a la calle con la sonrisa bien puesta. A nadie le importa si tienes motivos o no para ello. Los demás te verán como una persona fuerte. Alcanzarás una especie de superioridad moral porque serás capaz de plantarte SIEMPRE una sonrisa. Y atención: serás un ser inteligente porque eso no lo saben hacer todos.
Menos mal, he pensado yo. Menos mal. Porque sonreír siempre es no dar valor a tu sonrisa. Es venderla barata. Regalarla. Y no dar valor a tu sonrisa es no darte valor a ti mismo, no dar valor a tu vida. Tú mismo.
Nadie tiene motivos para sonreír siempre. Sonreír sin motivos es mentir. Los que defienden la sonrisa sin motivos defienden la mentira. Los que defienden que ese es el camino para el bienestar mienten. El camino del bienestar es enfrentarnos al problema, reconocerlo, aceptarlo y solucionarlo. Tapar los problemas con una sonrisa no solucionará el problema. Ni lo eliminará. Ahí seguirá esperando que lo resuelvas. Cada vez más gordo. Tú mismo.
Y además de mentiroso, eres infiel. Sonreír sin motivos es un acto de infidelidad con tu vida, porque los motivos que te llevan a estar triste son tu vida. Pasártelos por el forro y disfrazarlos con una sonrisa es serte infiel. Tú mismo.
Y tampoco se trata de estar de morros y hacer pagar a los demás tus desgracias. Tampoco se trata de salir a la calle con la queja en la boca. Hay un término medio, un término sano: la capacidad de salir al mundo sabiendo estar. Sin amargar a nadie, sin mentir a nadie. Se puede estar mal y ser correcto. Se puede estar mal y ser amable. Existen expresiones entre la sonrisa y el llanto. Eso es saber estar en el mundo. Eso es ser civilizado. Eso es ser ADULTO. Un adulto sincero y fiel a sí mismo.
Sonreír sin motivos es darle muy poco valor a tu vida. Es la simpleza de no haber entendido que lo bonito no es la sonrisa sino los motivos reales que la provocan. Y luchar por ellos, por los motivos. La sonrisa ya vendrá sola
Hoy es siempre todavía.
La llamaré María. María es el nombre ficticio de una mujer joven y maravillosa a la que llevo tiempo atendiendo. María es una mujer que me ha dado permiso para publicar una maravillosa carta que se escribió a sí misma. María llegó a mí con una potente voz interior que...
Felicidades por este Blog!
Gracias Tania!!
Excelente articulo, magnifico blog, hay algo detras de este comportamiento que me inquieta, una cosa entiendo que es la sonrisa social y de cortesia que no tiene mayores implicaciones, y otra muy distinta la que destapas aqui, una autentica «actitud vital»; suelo decir que cuanto mas se rompe la coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, mas probabilidad de que nuestra salud mental se tambalee.
Totalmente de acuerdo Carlos. Muchas gracias compi!