El problema no es no llorar. El problema es creerse superior por no llorar. El problema es que llores y digas que no lloras. El problema es la obligación de ser fuerte.
Nos rodean un montón de seres vivos no humanos que presumen todo el puto día de ser fuertes y autosuficientes. Salen por la mañana a la calle compitiendo para ver quién es el más fuerte y autosuficiente. El que menos necesita a los demás. El que se basta a sí mismo. El que es felizdelamuerte solo. Aquel al que nada le afecta. Un servivonohumano con un fingido control de sus emociones. Un ser que presume de estar solo con un rollo altivo de prepotencia; que no necesita amigos, ni amor, ni familia. Autosuficiente. Autogilipollas, porque miente. Se miente. Nos miente.
Nos han convencido de que todos tenemos derecho a poner nuestra vida como ejemplo de algo ¿de qué es ejemplo tu vida? De nada, como la mía. A nadie le importa si ríes, lloras, vas o vienes. Y más si te crees y presumes de autosuficiente. Los fingidos autosuficientes, lejos.
Salimos a la calle a competir mintiendo. Pues yo os digo una cosa: el mundo así es una auténtica mierda. El cacacoachmensaje de “no basta con serlo, hay que parecerlo”. En todo.
¿No os cansáis de fingir ser tan fuertes?
Hoy es siempre todavía.
La llamaré María. María es el nombre ficticio de una mujer joven y maravillosa a la que llevo tiempo atendiendo. María es una mujer que me ha dado permiso para publicar una maravillosa carta que se escribió a sí misma. María llegó a mí con una potente voz interior que...
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