No hay tiempo.

marzo 20, 2020

Hace aproximadamente unos diez días mi hijo pequeño llegó a casa:

-Mamá, me han puesto una multa.

-¿Una multa?  ¿Qué has hecho?

-Cruzar la calle por donde no había paso de peatones. Se me ha acercado un guardia, me ha pedido el D.N.I. y me ha puesto una multa.

Realmente no se puede cruzar por donde no se puede cruzar. Pues nada, un “niños, a cruzar por donde toca (yo la primera) que esto puede ser un chorreo de multas”. A pagar la multa religiosamente y a aprender todos la lección. Porque, la verdad, es que a golpe de multa hemos ido aprendiendo algunas cosas. Lo ideal sería que cruzáramos por el paso de peatones, que esperásemos que se pusiera el semáforo en verde. Eso es lo esperable, pero eso no ocurre siempre.

Nadie va a discutir la multa. Te puede dar rabia, pero todos entendemos que  la conducta de quien cruza por donde no debe es imprudente por poner en peligro su vida y la de las personas de alrededor. Nadie se ha librado de pagar multas. Quien más quien menos ha pagado multas por ir a 51 Km/h. cuando era prácticamente imposible ir a menos de 50. La pagas y aprendes porque, por triste que pueda parecer, la realidad es que la multa llega donde, en ocasiones, no llega la responsabilidad individual.

Porque, claro, apelar a la responsabilidad individual es como apelar a la buena voluntad. Tan bonito como ambiguo. Y no válido para todas las situaciones. Eso está bien cuando las consecuencias de la irresponsabilidad de algunos son asumibles. Eso es correcto cuando tampoco pasa mucho si tenemos expectativas elevadas y poco ajustadas a la realidad sobre la responsabilidad o buena voluntad ajena. Es lícito para momentos en los que nos podemos permitir creer que el nivel de comprensión, la voluntad y la respuesta comportamental alcanzará el mismo nivel en todos. Pero si ya es de ilusos creer que esto es siempre así, es totalmente inaceptable e inviable en un ESTADO DE EMERGENCIA SANITARIA EN UN PAÍS EN ESTADO DE ALARMA.  LA GENTE ESTÁ MURIENDO.  Ayer leía que, cuando acabe esto, los sanitarios pueden padecer  un estrés postraumático de varios meses. 

Hay momentos en los que en la interacción conducta-contexto manda el contexto, gana la  necesidad de la sociedad, pues por encima de la libertad individual está la responsabilidad social.  Porque una no quiere perder la fe en el ser humano, pero es que hay momentos en los que NO HAY TIEMPO  para tener la paciencia . No hay tiempo para esperar. No hay tiempo para la fe  porque la fe en el ser humano no cura ni salva vidas.  

Y es que esta semana he visto varios acontecimientos que me han llevado a creer que si esta gente no lo ha entendido YA NO LO VA A ENTENDER. Las mayúsculas que viene a continuación son por eso de que lo digo gritando, enfadada, con palabrotas y sin ganas de tener paciencia con seres insensatos, inconscientes, egoístas, irresponsables y PELIGROSOS.

Ayer me comentaba una amiga de Bilbao que había gente que estaba hablando de irse hoy de puente a Cantabria. Pues qué bien. Se supone que hace unas semanas ya habíamos aprendido la lección de  que no podíamos ir a la casa de la playa, ni de la montaña, ni al pueblo a ver a la abuela. ¿Qué le dices a esta gente a estas alturas?  Yo, como ciudadana no puedo decir nada cuando ayer un periódico publicaba que un ayuntamiento ¿¿¿¿INSTA ???? a los ciudadanos a que no se vayan de fin de semana. ¿Alguien entiende algo? Ojito a la frase: «Esperamos que todo el mundo lo entienda y se quede en casa”. Y aquí es cuando empiezo yo a no entender nada.

¿Cómo no se va ir la gente si seguimos dando estos mensajes?  Al final cada uno lee aquello que confirma su teoría (ya sabéis, el sesgo de confirmación y esas cosas)

Mis amigos del súper me contaron esta semana que hay gente que va a comprar TRES VECES AL DÍA. Ya les puedes tú seguir contando el rollo. No va a servir de nada. No lo entienden, no quieren entenderlo, lo hacen por joder, o lo que sea. Ya da igual el motivo por el que no lo hacen. NO HAY TIEMPO PARA LA PACIENCIA.

Creo sinceramente que la propagación de vídeos, testimonios o audios de personal sanitario contando el drama al que se enfrentan a diario no va a concienciar a los que salen contentos a la calle a comprar tres tomates, un litro de leche y 100 gramos de jamón york. Esos audios nos angustian a los que estamos en casa y vemos con impotencia cómo vamos pasando nuestros días de encierro mientras pululan por ahí los del “necesito salir de casa, porque en casa me agobio, no estoy acostumbrado a estar encerrado”. Ni tú ni nadie, listo.

Cada vez que me asomo al balcón me pregunto dónde van los coches que pasan. ¿De dónde salen todos los perros que pasan por aquí desde hace una semana? ¿Cómo les explicamos a los de la barra de pan diario que el pan se  puede congelar? Porque mientras lo vamos contando por activa y por pasiva vamos sumando días de encierro, de contagio, de muertos, de caída de recursos sanitarios. Y NO LO VAN A ENTENDER.  Todos tenemos un límite en el entendimiento y si en este tiempo hemos llegado hasta aquí por el motivo que sea habrá que hacer algo, digo yo.

También están los que salen con el carro de la compra o los que meten unas latas de atún y cuatro yogures en la bolsa de Mercadona y a pasear. Qué listos, por Dios. Se creen que engañan a alguien. El problema no es que engañen o no el problema es que SON PELIGROSOS PORQUE ESTAMOS EN ESTADO DE ALARMA SANITARIA (no hay letra más grande). Vienen mayúsculas.

NO SE PUEDE IR A VER A LA PAREJA, NI A LOS PADRES. NO SE PUEDE BAJAR AL JARDÍN DE LA COMUNIDAD, NI IR AL PARQUE. AL PERRO SE LE SACA CINCO MINUTOS. SE COMPRA PARA UNA SEMANA. HAY QUE ESTAR ENCERRADO. EN CASITA. Y EL QUE NO CUMPLA DEBE TENER CONSECUENCIA. QUE SE MUERE GENTE, LEÑE. 

NO SE PUEDE HACER ESTO, PERO TAMPOCO SE PUEDE PERMITIR.  PORQUE ENTONCES AQUÍ NADIE ENTIENDE NADA: NI LOS QUE SALEN NI LOS QUE NO ENTENDEMOS POR QUÉ NO SE HACE NADA CON LOS QUE SALEN.

Porque ya me diréis si es normal sacar una cabra a pasear. Decía el periódico que daba la noticia: «Ni canarios, ni cerdos vietnamitas, ni una cabra como esta que hemos visto hoy son excusa para salir a la calle y romper el confinamiento«. ¿Esto es normal? No. No hay vocabulario ni idioma para explicarle a esta persona nada.

Luego están los que cumplen con el confinamiento y no salen pero encargan comida a domicilio. Porque está petado de chicos de Glovo. Por las noches el único sonido de la calle es el ruido de la bici en el asfalto. Y los que siguen comprando en Amazon, ¿qué necesitas comprar? ¿QUÉ NECESITAS AHORA?

Esto es un cachondeo.  Estamos en manos de una panda de acomplejados. Si hay que prohibir, se prohíbe. Tiene que haber consecuencias. Que igual que multamos por cualquier chorrada (sí, ante esto son chorradas) podremos hacer algo para que la gente no salga, digo yo. ES MOMENTO DE TOMAR DECISIONES, PERO DE TOMARLAS YA, DE PROHIBIR, NO DE ESPERAR QUE TODO EL MUNDO LO ENTIENDA PORQUE AQUÍ YA NADIE ENTIENDE NADA. LA GENTE SE ESTÁ MURIENDO.

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